Hoy en día las mujeres artistas tienen ya su lugar en la historia del arte, a la cual han contribuido con su sensibilidad artística y creatividad. Lugar que se han ganado a pulso, luchando por su reivindicación en un mundo dominado por hombres.
Es evidente la ausencia de nombres femeninos en los libros de historia. El registro ha sido simplemente anecdótico:
Es evidente la ausencia de nombres femeninos en los libros de historia. El registro ha sido simplemente anecdótico:


Y así, la primera mujer que pinto al óleo, la primera que lo hizo al pastel, la primera admitida en una escuela de Bellas Artes etc. y etc. Manteniéndose de esta manera hasta la primera mitad del siglo XX, que es cuando las mujeres se aproximan con entusiasmo al mundo de las vanguardias artísticas.
Notoria es la lucha, en la primera mitad del siglo XX, del célebre fotógrafo Alfred Stieglitz, quien debe defender el trabajo de su esposa, la pintora Georgia O’Keeffe, durante la presentación de una exposición de la obra de ella. Desde ese momento, para Stieglitz, se volverá un compromiso de vida el reivindicar el arte de su mujer y a ella como artista; convirtiéndose en la primera figura masculina que enfrentaba el sistema del arte en pro de los derechos de las mujeres.


Aparentemente las limitaciones que había sufrido la mujer a lo largo de toda la historia se habían superado: ya tiene acceso libre a las escuelas de pintura, pueden participar en exposiciones y concursos o copiar desnudos del natural, pero los prejuicios continuaban instalados en la sociedad.
La historiadora Linda Nochlin en su libro “Arte y Política” publicado en 1973, es la primera en plantear “un desplazamiento a oscuras” de la mujer en la historia del arte como sujeto creador; además de la disparidad de la mujer en el arte y los prejuicios hacia lo femenino en la cultura en general.
Solo a partir de los años sesenta, con la consolidación del movimiento feminista y la lucha por los derechos de la mujer, se da la reivindicación de la mujer artista. La expansión del movimiento feminista va más allá de sus reivindicaciones políticas y sociales para encarnarse también en una nueva manera de ver.
De allí parten tres líneas de trabajo que son:
Sus formas de actuar son las que fomentan la participación de la comunidad y del público. Se desarrollan “Acciones temporales”, “Performances” o “Instalaciones” como la de WAC o GUERRILLA GIRLS, como respuesta del mundo del arte ante los ataques políticos conservadores hacia las minorías étnicas, la inmigración, las mujeres y homosexuales. Estas acciones activistas tratan de influir en el mundo artístico, en prácticas gubernamentales o en ambas cosas a la vez. Teniendo siempre presente que su mayor compromiso es con LA SOCIEDAD y no con el arte.




La crítica feminista ha sido un instrumento eficaz en la
de-construcción y denuncia de los mecanismos represivos del sistema cultural dominante.
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